Para nada me extraña la cantidad de enemigos que estoy cosechando en mi oficio, como dice mi amigo en esta industria las personas que trabajan en ella no están acostumbradas a decir la verdad, a dar la cara, a expresarse de forma honesta y directa. Cobardes, mediocres.
La estrategia del juego es la siguiente.
1.- Aparece alguien distinto en una cocina profesional, muy distinto, tanto que no necesita granjearse amistades ni complicidades y que mira al producto con más respeto e interés que a las personas.
2.- A este elemento nuevo se le hace un test, se le pregunta sin pudor ni inteligencia acerca de su experiencia, titulación, vida personal y demás superficialidades para encasillarlo.
3.- Después se le pone a prueba con tareas sencillas, normalmente de cuchillo, en las que no se le deja expresar su talento, sino que se le limita a imitar las rutinas mediocres que los demás ejercen para descolocarlo, hacerlo sentir incómodo e inútil.
4.- Se le hace saber que lo ha hecho mal porque entre 1000 finas lonchas de zanahoria cortadas a mano (joder que hay ya máquinas que hacen ese trabajo mejor y más rápido) hay una, rebuscada de forma incisiva y ridícula, que tiene un milímetro más de ancho o medio milímetro menos, y que no no y no, eso no está bien porque el resultado del plato no va a ser perfecto.
Respuesta recomendable: sonreír y decir sin ánimo de ofensa «seriously?». El pasmo del capullo es tal que no sabe si eres estúpido del todo o te estás riendo de él en su mismísima presencia.
Este truco se aplica mucho en estos sitios porque en Noruega el nivel gastronómico es vergonzoso y los cocineros mediocres tienen pavor a que alguien mejor que ellos llegue y los ponga en evidencia.
Sobra decir que las zanahorias fileteadas van a estar de tres a cinco días en el refrigerador a nada menos que 2º C hasta que pierden todo el agua, la textura, el color y hasta el aroma antes de ser cocinadas, pero eso no importa porque si ellos son ignorantes y esto les lleva a cometer errores propios de no ser un profesional cualificado la respuesta es siempre la misma: «el cliente no se da cuenta, aquí en Noruega la gente no entiende de cocina».
En esta situación uno percibe el grado descomunal de cinismo que hace falta para sobrevivir en este oficio en este país de hipócritas y torpones. Yo personalmente estoy utilizando la ironía como escudo, y vive dios que me lo estoy pasando en grande.
Para finalizar un mensaje para los listillos: la verdura se conserva a 8ºC para no destrozarla, especialmente cuando está cortada y el pescado siempre se cocina antes por el lado sin piel, para no destrozarlo, y para hacer un caldo de pescado primero hay que sofreír las espinas porque si no el resultado es un líquido sin alma. Ah, y las camareras jóvenes y guapas deben ser profesionales siempre, no unas tontitas que sonríen a bromas obscenas del jefe de cocina y a las que después se les recrimina que no saquen la comida a tiempo porque están de parloteo.
Ok, my frrrrrriend?